Thursday, May 25, 2006

A solas con Yerenia


Joven pintora se presenta en sociedad con luminosa muestra

La joven artista plástica Yerenia Alama Otero expone en la galería del Club Central su primera muestra individual en la que deja en claro su gran dominio de la luz y habilidad para acercarse a la realidad de una manera distinta a la convencional.
“Sólo mi existencia” es el nombre de la muestra, una selección de 19 óleos sobre lienzo en los que Alama presenta en primer plano frutas y flores, junto con sillas, candiles, libros y otros objetos que la pintora compone con delicadeza para expresar un sentimiento o sensación.
Se trata del típico bodegón, sin embargo, la artista rompe con la rigidez habitual en este tipo de composición al plasmar la realidad tal como la vería una cámara fotográfica.
“Admiro la naturaleza y no tengo necesidad de descomponer los objetos para expresar lo que siento”, dice Alama, que sitúa su obra dentro del realismo, una corriente literaria y pictórica surgida a mediados del siglo XIX que se caracteriza por la observación rigurosa de la realidad.
Alama, de 22 años, egresó de la Escuela de Bellas Artes en noviembre del año pasado y fue finalista de la última edición del Concurso de Pintura convocado en homenaje al pintor Pedro Azabache.
“Según la composición de los objetos, cada cuadro tiene una lectura diferente”, dice sobre su obra, en la que confiesa haber trabajado con fotografías, un recurso que la acerca al hiperrealismo, corriente moderna que se caracteriza por el empleo de la cámara para obtener información.
Un elemento recurrente en la obra de Alama y que le da un sello personal, son las canicas.
“Es una añoranza, de tener a alguien…, un hermano hombre”, revela la segunda de cinco hermanas y la única que heredó la vocación artística de su padre, pintor como ella, aunque de un estilo diferente.
“La canica es también un elemento que expresa ternura, melancolía, infancia, y que hace más sencilla y más dulce la composición”, añade.
Alama, ex alumna del Colegio Santa Rosa, cuenta que fue en Moche, hasta donde se trasladó en busca de temas para su muestra, que concibió algunos de sus cuadros, como es el caso de “Diálogo”: dos sillas dispuestas de tal manera que aparentan estar conversando. Sobre una de ellas hay un cartucho y sobre la otra desciende una mariposa.
“La mariposa soy yo”, dice la artista, una bella morena de cabello negro rizado que a mediados del año pasado dejó su otra gran pasión, las danzas típicas, para dedicarse por entero a la pintura.
Según el crítico de arte Santiago Salazar, que presentó la muestra el día de su inauguración, el aporte de Alama es básicamente académico, pero tiene el mérito de ofrecer al observador una alternativa al bodegón tradicional al aproximarse a la realidad de una manera diferente.
“Si sacas las frutas y los demás elementos de bodegón y te quedas con los planos de fondo, sigues teniendo una obra independiente. Esa es su mayor virtud”, afirma sobre la novel pintora.
Salazar resalta también el “gusto visual” y el “dominio lumínico” de Alama.
“En sus cuadros no coloca ventanas pero insinúa que la luz ingresa por un lugar. Maneja bien la atmósfera, es hábil, es pintora”, enfatiza.
La artista, que ya prepara su segunda individual -esta vez la temática serán los juguetes-, sabe que el camino que ha escogido estará lleno de dificultades, pero lo toma con seguridad y calma.
“Desde un comienzo supe el proceso que seguiría. Todo depende de la capacidad de cada uno. La meta tampoco es ganar dinero ya, rápido, sino presentarme, que vean lo que siento, lo que me gusta hacer”.
La muestra de Alama, que espera alcanzar un día el estilo surrealista de Dalí, se exhibirá hasta el 31 de mayo.

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