Monday, March 27, 2006

“Olmos ya”, el nuevo lema de los lambayecanos



En medio de una hondonada rodeada por cerros que la lluvia ha cubierto de árboles y bajo un cielo nublado, una cuadrilla de obreros construye el campamento que albergará a los trabajadores que perforarán los Andes para trasvasar las aguas de un afluente del Amazonas y derivarlas hacia las sedientas pampas de Olmos, un viejo anhelo de Lambayeque que pronto será realidad.
En la gorra color verde del ingeniero Juan Hernández, supervisor de las obras, resalta la inscripción “Olmos va”, el lema que los lambayecanos han usado durante varias décadas para sacar adelante un proyecto ideado hace 80 años y que recién en julio de 2004 comenzó a tomar cuerpo con la concesión de las primeras obras a la empresa brasileña Norberto Odebrecht.
“Ahora lo hemos cambiado por Olmos ya”, dice el ingeniero, miembro de la gerencia de Desarrollo del Proyecto Especial Olmos Tinajones, quien nos llevó hasta el lugar donde estará la salida del túnel Trasandino, el principal componente de lo que será una monumental red de presas, tuberías y centrales hidroeléctricas que pretende incorporar 40 mil hectáreas a la agricultura.
A este lugar, al que se accede luego de un trayecto de 5.600 kilómetros desde la carretera Manuel Mesones Muro -llamada así en homenaje al ferreñafano que a comienzos del siglo pasado concibió el transvase-, llegará el próximo año una excavadora de 5,30 metros de diámetro mandada a construir por Odebrecht expresamente para el proyecto.
En este momento, con excepción de la construcción del campamento, no se ejecutan obras aquí y sólo puede apreciarse la puerta de salida del túnel, desde donde se asoman dos inmensos ventiladores de forma cilíndrica a los que lugareños que bajan furtivamente por los cerros aprovechando la poca vigilancia les han robado las mangas para volver a coserlas y venderlas como fundas para autos o telas sobre las cuales poner a secar el arroz.
Las cosas cambiarán cuando llegue la excavadora, porque entonces unos 200 operarios trabajarán en la perforación del túnel de 15 kilómetros de largo que derivará las aguas del río Huancabamba hacia las pampas de Olmos. El río se encuentra al otro extremo del túnel, que es donde en forma paralela, otros 600 obreros construirán una represa que almacenará 710 millones de metros cúbicos.
De estas dos obras, el túnel Trasandino y la represa Limón, consiste la primera fase del proyecto que se ejecuta con una inversión de 185 millones de dólares, de los cuales 77 millones han sido aportados por el Estado gracias a un préstamo de la Corporación Andina de Fomento, y 108 millones por Odebrecht.
En una señal de la confianza que el proyecto inspira al mercado, a comienzos de este mes Odebrecht consiguió los 88 millones de dólares que le faltaban para completar su parte por medio de una exitosa colocación de bonos que fueron comprados por las AFP.
La segunda fase del proyecto consistirá en la construcción de dos centrales hidroeléctricas de 300 megavatios de potencia cada una, y la tercera en la construcción de una segunda represa en Olmos y el tendido de canales que distribuirán el agua entre los usuarios.
Las obras de estas dos etapas también serán concesionadas y ejecutadas en forma simultánea con las obras de la primera fase en un plazo de cinco años puesto que la idea del Gobierno Regional es pagarle a Odebrecht con los ingresos que reporte la generación de energía y distribución del agua.
Durante 20 años que es el período de concesión, la contratista brasileña controlará el transvase y recuperará su inversión con el cobro al Gobierno Regional de una tarifa por el uso del agua (6,59 centavos de dólar por metro cúbico), mientras que éste se limitará a supervisar el cumplimiento del contrato.
Por eso el Gobierno Regional está apurando los estudios para sacar en concesión la segunda y tercera etapa del proyecto.

ADIÓS A SEQUÍAS
Odebrecht tiene un plazo de cuatro años para cumplir con su parte del contrato, que solucionará los problemas de sequía que agobian a los agricultores de Olmos, un distrito de la provincia de Lambayeque situado 100 kilómetros al norte de Chiclayo.
Actualmente, los agricultores olmanos riegan sus frutales y limones con el agua que sustraen del subsuelo porque los ríos Olmos y Cascajal “rarísima vez traen volúmenes apreciables de agua y normalmente están secos”, dice en su oficina Jorge Pasco Cosmópolis, gerente de Promoción de Inversiones del proyecto.
Esta situación cambiará cuando esté lista la primera etapa del proyecto porque sólo con el transvase de las aguas del río Huancabamba y la construcción de la represa Limón, los agricultores dispondrán de un volumen anual de 710 millones de metros cúbicos, 10 veces más que el volumen actual.
“Es un proyecto muy importante que hemos esperado muchos años. No solucionará el problema de la falta de agua por completo, pero sí será una gran ayuda”, dice Juan Varilias, presidente de Gandules, una empresa con plantas en Motupe que exporta frijol, ají jalapeño, conservas de ajos, pasta de rocoto y pulpa de lúcuma, entre otros productos.
“Lambayeque es una región muy calurosa y el consumo de agua es alto, por lo que su escasez es un problema sobre todo en la temporada de verano”, explica Varilias en diálogo telefónico desde Lima.
Pero el proyecto no ha sido diseñado únicamente para solucionar el problema de la escasez de agua en los valles antiguos, sino también para ampliar la frontera agrícola con la irrigación de casi 40 mil hectáreas que actualmente están desérticas.
“En Olmos podemos tener una agricultura intensiva los 365 días del año porque si bien las temperaturas aquí son más altas que en Chavimochic, el clima es más estable y las tierras son mejores”, asegura Pasco Cosmópolis.
Según estudios realizados por el Proyecto lambayecano, a pesar de que ambas están compuestas básicamente por arena, las tierras de Olmos son más ricas en nutrientes que las de Chavimochic por estar más alejadas del mar.

SE PREPARAN PARA OLEADA DE EMIGRANTES
El proyecto estima que con la incorporación de las 40 mil hectáreas creará 80 mil empleos considerando que se necesitan dos hombres por hectárea. Sin embargo, es muy probable que la mayoría de esta mano de obra no sea cubierta por habitantes del mismo Olmos que a pesar de ser el distrito más grande de Lambayeque, tiene sólo 38 mil habitantes, de los cuales 23 mil viven en el campo y se dedican al pastoreo.
“La densidad poblacional de Olmos es bajísima: 7,1 habitantes por kilómetro cuadrado”, precisa Pasco Cosmópolis.
Es probable que la demanda de mano de obra que generará el proyecto en la zona será cubierta por emigrantes de Catacaos, Jaén, Chachapoyas y otras regiones vecinas. Para evitar que esta corriente migratoria cause hacinamiento y desorden como ocurre en los distritos de Chao y Virú, el proyecto está coordinando con el municipio de Olmos la elaboración de un estudio que determinará dónde estarán situados los nuevos poblados.

AGUA LLEGARÁ PRESURIZADA A LOTES
A diferencia de Chavimochic que trabaja con un canal abierto, el agua de Olmos llegará a los agricultores presurizada porque bajará a través de tuberías que aprovecharán la diferencia de altura entre la salida del túnel, que está situada a 1.072 metros sobre el nivel del mar, y el futuro embalse Olmos, que estará a 200 metros.
“El agua llegará presurizada a cada predio. Los agricultores no van a necesitar poner bombas para presurizarla ni filtros para limpiarla porque como les llegará entubada, estará libre de sedimentos. Será como un canal blindado”, explica Pasco Cosmópolis.
El uso de tuberías impedirá que en Olmos se repita la mala experiencia del reservorio de Tinajones que no puede ser aprovechado en su máximo potencial debido a que inescrupulosos roban el agua bombeándola del canal.
“Tenemos la virtud de haber llegado después de Chavimochic y por eso, tenemos que asimilar las experiencias buenas que ha tenido este proyecto y corregir sus errores”, dice el funcionario con la certeza de que en Chavimochic se presenta el mismo problema.
El proyecto ya ha avanzado con la lotización de los terrenos que prevé subastar y ofrecerá a los inversionistas parcelas desde 900 hasta 2.200 hectáreas, aunque todavía no ha definido su precio. Lo que sí es seguro es que cada comprador dispondrá de 10 mil metros cúbicos de agua por hectárea.
¿Cuándo saldrán a subasta los primeros lotes? Tampoco se sabe. “En el transcurso del próximo año debemos comenzar. Lo que pasa es que todavía falta estudiar una serie de detalles para poder decirle al inversionista: este es el caramelo que te estamos vendiendo”, afirma.

EN LA FOTO: Obreros de Odebrecht preparan el terreno sobre el cual se levantará el comedor del campamento del frente occidental del proyecto.

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